¿Qué es lo que se
interpone para echar a andar la fuerza de voluntad en un área que es importante
para ti?
El mayor obstáculo es tu propio pensamiento.
Tener fuerza de voluntad es lograr que hagas algo que no
quieres hacer.
Todos tenemos fuerza de voluntad. Todo aquel que esté sano
tanto físicamente como psicológicamente, cuenta con fuerza de voluntad en algunas áreas. Por ejemplo, puedes
cepillarte los dientes, vestirte y salir para el trabajo a tiempo cada día, te
guste o no.
La mayoría de las personas tienen por lo menos un área en la
que tienen menos fuerza de voluntad. Puedes tener dificultad de comer
consistentemente de una manera saludable, y de hacer ejercicio. Cuanto te
encantaría que pudieras hacerlo y reconoces las consecuencias de no lograrlo.
¿Qué es lo que se
interpone para echar a andar la fuerza de voluntad en un área que es importante
para ti?
El mayor obstáculo es tu propio pensamiento. Por ejemplo,
según vas entrando a una tienda ves un televisor de alta definición, la última
moda, y piensas que te gustaría tenerlo, que sería fantástico ver la televisión
en un aparato como ese en lugar del que ahora tienes. Tu inclinación es sacar
inmediatamente la tarjeta de crédito y comprar el aparato. Los siguientes
pensamientos que surgirán en tu mente determinarán lo que harás. Si piensas
algo como “no se encuentra a mi alcance,
me ahogará más en adeudos, tendré que esperar”, te sentirás decepcionado
sin embargo saldrás de la tienda sin comprar. En cambio si piensas algo como:
“Sé que no debía de comprarlo, pero tengo que tenerlo”, terminarás comprando
una televisión que no deberías.
¿Cómo puedes mejorar
tu fuerza de voluntad?
Te comparto algunos puntos utilizando el ejemplo de hacer
ejercicio físico que es el tema que nos interesa a todos y que te pueden ayudar
a practicar hasta que logres tu cometido.
Especifica tu meta en términos de conducta
No escribas “Deseo estar en mi peso ideal”, más bien “Quiero
ir hacer ejercicio 3 veces a la semana por 45 minutos cada día”
Asegúrate de que tu meta es razonable
Si llevas tiempo sin hacer ejercicio, sería bueno comenzar
con un ejercicio más modesto e ir incrementando tus esfuerzos según te vayas
sintiendo más preparado.
Reflexiona en todas las razones que tienes para alcanzar tu
meta
Haz una lista de todos los razonamientos que se te puedan
ocurrir:
Estaré más saludable
Mi espalda no me
molestará
Mi cuerpo estará más
en forma
Me veré mucho mejor
Estaré más fuerte
Mi cuerpo no me
dolerá después de un viaje largo
No tendré tantos
dolores cuando me levante por la mañana
Me sentiré orgulloso
de mi mismo
Seré una persona más
atractiva para los demás
Reducirá mi estrés
Lee esta lista cada mañana, aunque creas que no lo necesitas
No sabes en qué momento se debilitará tu fuerza de voluntad,
por lo que es mejor que te prepares para ello cada día. Y cuanto más leas tu
lista, más claro será para ti porqué es que debes de empujarte para engancharte
en un comportamiento que es posible que en este momento prefieras no hacer.
Reflexiona en las
consecuencias de no alcanzar tu meta
“Si no voy hacer ejercicio, no tendré la salud que deseo, mi
espalda me molestará, mi cuerpo no se verá en forma, no me veré mejor ni estaré
lo fuerte que deseo, etc.
Hazlo tu prioridad
Si ya tienes una agenda llena, cómo encontrarás el tiempo
para ir al gimnasio? Necesitarás decir que “ir al gimnasio es tu prioridad más importante”. ¿Qué actividades y
tareas necesitaré posponer, delegar, hacer menos? Anótalo entonces en tu
agenda y cumple con ello religiosamente.
Resuelve los
problemas que intervienen con que alcances tu meta
Para ir al gimnasio 3 veces por semana, puedes necesitar
negociar con otras personas, ser más flexible con tus tiempos, o pedir a un
compañero que te lleve. Cuídate de pensamientos como:
“si dejo de ir un día al gimnasio, quizá sea mejor tomarme toda la
semana de una vez”
“si no puedo hacer mi
ejercicio por lo menos 45 minutos no vale la pena ir”
Cuidado con las
excusas
“Hoy me encuentro
cansado, así que no iré al gimnasio” “Estoy molesto así que no importará”
“no
siento ganas de ir” “mejor iré mañana” “me merezco un descanso”
Que tu lema sea “No
tienes elección”
Para utilizar el cinturón de seguridad de tu carro no tienes
opción, no es importante si lo consideras necesario o no, lo tienes que hacer
de todas maneras. No combates el comportamiento porque ya has decidido que lo
tienes que hacer, así que coloca el ir al gimnasio en la categoría de “no tienes opción”
Reconoce que cada vez
es importante
No es que cada vez que vayas al gimnasio sea crucial, sino
que cada una es importante para ir formando el hábito de ir los días que hayas
establecido. Cada vez que te sientas tentado a faltar y que te obligues a ir,
estarás reforzando el hábito de hacer lo que necesitas hacer para alcanzar tu
meta, lo que hará que mantengas este hábito en el futuro. Así que cada día
cuenta, no trates de engañarte con tu pensamiento de que no importa por un día.
Date el crédito
Es importante reforzarte positivamente cada vez que cumplas
pasos hacia lo que deseas conseguir. Diciendo “es bueno que estoy haciendo esto” te puede ayudar a construir tu
sentido de la eficacia y a convencerte de que puedes lograr hacer las cosas que
no quieres hacer para obtener tu objetivo, lo que te ayudará en esos momentos
de debilidad de tu voluntad. No esperes hasta el último momento de haber
logrado tu meta para premiarte, es importante que lo vayas haciendo según vayas
avanzando para que te sientas con la energía y motivación de continuar.
El premio por trabajar en una meta no es siempre obvio desde
el principio. Cuando logras motivarte para hacer las cosas que no deseas hacer,
seguramente te sentirás más en control, lo que a su vez te llevará a más
momentos positivos en tu vida. “Yo puedo
obligarme a ir al gimnasio” lo que también puede significar “Yo puedo tener más fuerza de voluntad,
alcanzar mis metas y sentirme con el control pueden ser de por sí, premios muy
poderosos. Espero que te sirva.
Un saludo.
Juan Carlos
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