miércoles, 8 de octubre de 2014

¡Logra la disciplina que necesitas para alcanzar tus metas!




¿Qué es lo que se interpone para echar a andar la fuerza de voluntad en un área que es importante para ti?

El mayor obstáculo es tu propio pensamiento.

Tener fuerza de voluntad es lograr que hagas algo que no quieres hacer.

Todos tenemos fuerza de voluntad. Todo aquel que esté sano tanto físicamente como psicológicamente, cuenta con fuerza de voluntad  en algunas áreas. Por ejemplo, puedes cepillarte los dientes, vestirte y salir para el trabajo a tiempo cada día, te guste o no.

La mayoría de las personas tienen por lo menos un área en la que tienen menos fuerza de voluntad. Puedes tener dificultad de comer consistentemente de una manera saludable, y de hacer ejercicio. Cuanto te encantaría que pudieras hacerlo y reconoces las consecuencias de no lograrlo.

¿Qué es lo que se interpone para echar a andar la fuerza de voluntad en un área que es importante para ti?

El mayor obstáculo es tu propio pensamiento. Por ejemplo, según vas entrando a una tienda ves un televisor de alta definición, la última moda, y piensas que te gustaría tenerlo, que sería fantástico ver la televisión en un aparato como ese en lugar del que ahora tienes. Tu inclinación es sacar inmediatamente la tarjeta de crédito y comprar el aparato. Los siguientes pensamientos que surgirán en tu mente determinarán lo que harás. Si piensas algo como “no se encuentra a mi alcance, me ahogará más en adeudos, tendré que esperar”, te sentirás decepcionado sin embargo saldrás de la tienda sin comprar. En cambio si piensas algo como: “Sé que no debía de comprarlo, pero tengo que tenerlo”, terminarás comprando una televisión que no deberías.

¿Cómo puedes mejorar tu fuerza de voluntad?

Te comparto algunos puntos utilizando el ejemplo de hacer ejercicio físico que es el tema que nos interesa a todos y que te pueden ayudar a practicar hasta que logres tu cometido.

Especifica tu meta en términos de conducta

No escribas “Deseo estar en mi peso ideal”, más bien “Quiero ir hacer ejercicio 3 veces a la semana por 45 minutos cada día”

Asegúrate de que tu meta es razonable

Si llevas tiempo sin hacer ejercicio, sería bueno comenzar con un ejercicio más modesto e ir incrementando tus esfuerzos según te vayas sintiendo más preparado.


Reflexiona en todas las razones que tienes para alcanzar tu meta

Haz una lista de todos los razonamientos que se te puedan ocurrir:

Estaré más saludable
Mi espalda no me molestará
Mi cuerpo estará más en forma
Me veré mucho mejor
Estaré más fuerte
Mi cuerpo no me dolerá después de un viaje largo
No tendré tantos dolores cuando me levante por la mañana
Me sentiré orgulloso de mi mismo
Seré una persona más atractiva para los demás
Reducirá mi estrés

Lee esta lista cada mañana, aunque creas que no lo necesitas



No sabes en qué momento se debilitará tu fuerza de voluntad, por lo que es mejor que te prepares para ello cada día. Y cuanto más leas tu lista, más claro será para ti porqué es que debes de empujarte para engancharte en un comportamiento que es posible que en este momento prefieras no hacer.

Reflexiona en las consecuencias de no alcanzar tu meta

“Si no voy hacer ejercicio, no tendré la salud que deseo, mi espalda me molestará, mi cuerpo no se verá en forma, no me veré mejor ni estaré lo fuerte que deseo, etc.

Hazlo tu prioridad

Si ya tienes una agenda llena, cómo encontrarás el tiempo para ir al gimnasio? Necesitarás decir que “ir al gimnasio es tu prioridad más importante”. ¿Qué actividades y tareas necesitaré posponer, delegar, hacer menos? Anótalo entonces en tu agenda y cumple con ello religiosamente.

Resuelve los problemas que intervienen con que alcances tu meta

Para ir al gimnasio 3 veces por semana, puedes necesitar negociar con otras personas, ser más flexible con tus tiempos, o pedir a un compañero que te lleve. Cuídate de pensamientos como:

 “si dejo de ir un día al gimnasio, quizá sea mejor tomarme toda la semana de una vez”

“si no puedo hacer mi ejercicio por lo menos 45 minutos no vale la pena ir”


Cuidado con las excusas

“Hoy me encuentro cansado, así que no iré al gimnasio” “Estoy molesto así que no importará” 

“no siento ganas de ir” “mejor iré mañana” “me merezco un descanso”

Que tu lema sea “No tienes elección”

Para utilizar el cinturón de seguridad de tu carro no tienes opción, no es importante si lo consideras necesario o no, lo tienes que hacer de todas maneras. No combates el comportamiento porque ya has decidido que lo tienes que hacer, así que coloca el ir al gimnasio en la categoría de “no tienes opción”

Reconoce que cada vez es importante

No es que cada vez que vayas al gimnasio sea crucial, sino que cada una es importante para ir formando el hábito de ir los días que hayas establecido. Cada vez que te sientas tentado a faltar y que te obligues a ir, estarás reforzando el hábito de hacer lo que necesitas hacer para alcanzar tu meta, lo que hará que mantengas este hábito en el futuro. Así que cada día cuenta, no trates de engañarte con tu pensamiento de que no importa por un día.

Date el crédito

Es importante reforzarte positivamente cada vez que cumplas pasos hacia lo que deseas conseguir. Diciendo “es bueno que estoy haciendo esto” te puede ayudar a construir tu sentido de la eficacia y a convencerte de que puedes lograr hacer las cosas que no quieres hacer para obtener tu objetivo, lo que te ayudará en esos momentos de debilidad de tu voluntad. No esperes hasta el último momento de haber logrado tu meta para premiarte, es importante que lo vayas haciendo según vayas avanzando para que te sientas con la energía y motivación de continuar.

El premio por trabajar en una meta no es siempre obvio desde el principio. Cuando logras motivarte para hacer las cosas que no deseas hacer, seguramente te sentirás más en control, lo que a su vez te llevará a más momentos positivos en tu vida. “Yo puedo obligarme a ir al gimnasio” lo que también puede significar “Yo puedo tener más fuerza de voluntad, alcanzar mis metas y sentirme con el control pueden ser de por sí, premios muy poderosos. Espero que te sirva.



Un saludo.
Juan Carlos





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