martes, 22 de julio de 2014

Cómo enseñar buenos hábitos alimentarios a un niño


Los padres tenemos un papel esencial en la educación alimenticia de nuestros hijos, por ello se debe realizar con tiempo y dedicación y de una forma didáctica y divertida. Algunas recomendaciones para enseñar buenos hábitos alimenticios a los niños son:

Transmitir la importancia que tiene la alimentación y la diversidad que hay en función de las necesidades del organismo. Enseñarles la pirámide nutricional.

En el supermercado, mostrarles las posibilidades que tenemos en elegir los alimentos adecuados entre un abanico de posibilidades.

En el momento de las comidas, enseñarles los buenos hábitos como lavarse las manos antes de comer, los buenos modales en la mesa, comer despacio y con tranquilidad, etcétera.

Dejar que ayuden en la cocina, haciéndoles partícipes, para que aprendan los peligros y los buenos quehaceres.

Hacer atractivos los platos, con olores, sabores o texturas, que estimulen las ganas de comer.

A la hora de comer, utilizar utensilios que sean manejables para ellos.

Que aprendan con videos y libros instructivos sobre alimentación.

Hacer de la hora de comer un rato agradable, atractivo y relajado.

Mantener conversaciones en la mesa, para que ellos puedan expresar sus experiencias y opinen de los olores y sabores de los alimentos.

No utilizar los alimentos como premio o castigo.

Servirles las porciones adecuadas, que nunca es comparable con un adulto

Cinco comidas al día en la dieta de un niño

Los niños también deben hacer cinco comidas al día. Esta es la mejor manera de distribuirlas:

Desayuno

El aporte energético-calórico que proporciona el desayuno es de gran importancia, ya que les permitirá conseguir un adecuado rendimiento a lo largo del día, tanto físico como intelectual, en las tareas escolares. Un desayuno completo debe consistir en el consumo de lácteos, frutas y cereales.

Hay estudios, como el ENKID (estudio transversal realizado sobre una muestra aleatoria de la población con edades comprendidas entre los dos y los 24 años), que muestra datos como:

Un 8% de los niños acude al colegio sin haber desayunado.
Sólo el 5% realiza un desayuno completo.

Sólo el 9% toma zumos de frutas y el 5% alguna pieza de fruta entera.

Lo que les va a proporcionar un buen desayuno es:

Disminuir el consumo de alimentos menos apropiados (bollería, azúcares, etcétera).

Va a ayudar a prevenir la obesidad, mejorando el rendimiento intelectual y físico y la actitud en el ámbito escolar.

Conseguir unos aportes nutricionales más adecuados.

Es necesario que el niño desayune acompañado, a ser posible en familia, sentado en la mesa y dedicándole un tiempo entre 15-20 minutos, con un ambiente relajado. Los que dedican menos de diez minutos al desayuno, o lo hacen solos, tienen ingestas más deficitarias que aquellos que lo hacen acompañados. 

Media mañana

Es recomendable que el niño no pase muchas horas sin comer entre el desayuno y la cena. Como ejemplos de alimentos saludables para este periodo tenemos:
Yogur y fruta.

Barra de cereales y yogur de frutas.

Sándwich de queso y tomate con un jugo de frutas natural.

Almuerzo

Es necesario incorporar una amplia variedad de alimentos en la dieta diaria, pero va a depender de donde coma el niño.

En casa se tiene más libertad de elección, lo que permite innovar recetas y elegir los métodos de elaboración más saludables.

Si es en la escuela, los menús deben ser suficientes, variados y agradables. Como funciones principales:

Deben de proporcionar comidas de calidad desde el punto de vista nutricional.

Poseer hábitos higiénicos alimentarios y de comportamiento adecuados.

Jugar con la variedad gastronómica y aspectos culturales de la alimentación.

Adecuada frecuencia en el consumo de alimentos.

Evitar las combinaciones del primer y segundo plato de difícil aceptación por el niño (por ejemplo, de primero verdura y de segundo pescado).

Cuatro de los cinco días de la semana deberían incluir fruta fresca.

Platos bien preparados y apetecibles, que estimulen las ganas de comer.

El almuerzo debe ser pausado, que se trate de un encuentro social y de aprendizaje.

Merienda

La merienda permite completar el aporte energético del día, nos ayuda a calmar el hambre del niño, evitando que llegue a la hora de la cena con muchas ganas de comer. Se recomienda fruta, zumos, leche, yogur o un sándwich, reservando la bollería para algún capricho muy esporádico.

Cena

Es la última comida del día, y debemos procurar darles  aquellos alimentos que no se hayan consumido en la comida, al mismo tiempo que sean digeribles y no pesadas, para que durante el sueño la digestión sea fácil. Por ejemplo, verduras cocidas, sopas, pescados, lácteos, etcétera.

La alimentación es uno de los factores más importantes en el correcto desarrollo de los niños, e inculcarles unos adecuados hábitos alimenticios desde la infancia previene enfermedades como obesidad y diabetes.

Un saludo.
Juan Carlos.




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